En esta época el arquitecto llevaba a cabo varios proyectos a la vez, esto hizo, según él, que alguno se hiciese con prisas o sin demasiada reflexión, mas tarde pidió perdón y comenzó una gran época al frente del proyecto de Brasilia. Aún con todo esto, esta casa es reconocida como una obra de madurez del maestro brasileño.
El proyecto funde de extraordinaria manera la arquitectura orgánica y la influencia miesiana, con un claro guiño a la Farnsworth house con esas grandes cristaleras, aunque ese guiño creo que es más bien en contra, ya que en esta casa la vida intima está bien guardada del exterior. Otra casa con gran relación es la casa de la cascada de Wright, donde se funde con el paisaje al igual que ésta.
La naturaleza no se muestra separada de la casa, se funde con ella, por ello, desde la piscina podemos ver a través del salón la vegetación que hay en el otro lado de la casa, de hecho, para evitar el uso de cortinas,
Niemeyer hizo opaca la zona del salón, así sería mas sombrio y la casa podría estar siempre a la vista del exterior, los dos pisos se adaptan al terreno, no lo modifica apenas, y del suelo brota una enorme roca que entra incluso en el salón y forma parte de la piscina. La cubierta se prolonga para dar sensación de continuidad, la casa no se acaba, sigue la naturaleza.
Lo que más me gusta de esta casa es la gran diferencia que hace del espacio público al privado, para bajar a la zona de habitaciones, biblioteca y baños hay que bajar por una estrecha escalera pegada a la gran roca que no se ve desde fuera, al bajar se observa que abajo no hay ventanales, las ventanas que hay son pequeñas y tubulares, toda una contraposición a la Fansworth house y un aplauso a las casas de las praderas de wright en mi humilde opinión.
Aquí os dejo las plantas y algunos dibujos típicos de Niemeyer.